Conejo de hule
segrega antónimos.
Llanto
Escupitajo
por el crucifijo troglodita. Cena a espaldas sucias.
Tic Tac
:
Suena a él.
Tic Tac
Una pide que le recen por ella, que está sola y desenamorada.
Otra se enjuaga las rodillas con jabón, hasta quedar coloreadas de
eterno retorno.
Una y otra son madre e hija,
la negación y el aborto,
el punto selvático probando multiplicarse.
Ocupas del espacio
y doce campanadas:
O siempre es tarde
O tiempo es lo que sobra.
Burbuja y beso
y luto.
Mónadas encrucijada
El secreto y el parto de orillas aglutinadas
serpentina y red
medias de red, sobre piernas hinchadas y henchidas. Sangre espesa
rodando sobre macizos troncos que sirven de apoyo ante la pérdida del hijo. Son
toda madre socorriendo el peligro de caer tan libre... demasiado latir allí
había. Sucedió lo mejor. También demasiado vacío.
Una se evade con saltitos de niña embolsada.
Otra se encoje en el conejo (de hule que segrega antónimos) de una.
Una y otra llevan a rastra el laterío de los novios (se invaden de
nostalgia), se refugian en alcohol de quemar.
Una no entiende su estadía de fémina prenda felina condenada a la
orfandad.
Otra nunca quiso la condición.
La inocencia y la débil ternura.
Y fue tan natural no volver a casa.
Y quedarse maltratando y esperando;
tomadas al paseo rojo, al paseo negro.
Una condena el metro cuadrado de toda madre y se cura el orzuelo con un
anillo de oro inexistente.
Otra odia los extremos y lo inconmensurable de su vientre.
Él no ha recibido antes tanto amor.