* como una luna silenciosa *

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(no hacen ruido las mariposas)


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La paraguaya



Y no hablamos de literatura, ni tomamos mate. Me preguntaste: - ¿Cuánto dura el labial? Y te dije que a mi, nada. Nos dimos muchos besos.


(Te juro que no hay diferencia -no hubo- entre vernos en sueños a vernos en la realidad)


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Se siente linda y simpática con el piloto al mejor estilo Audrey Hepburn. Será por lo clarito del color o por la lluvia, que te cambia la estática. No sé, lo cierto es que no importa qué ropa use debajo ni los zapatos, si tiene puesto ése piloto-bolsillos gigantes, donde entran varias cosas: caramelos, boletos de colectivo, una cuchara, un chupete, llaves, billetera y el labial rosa, que pasea por todos los sitios y está nuevo porque a veces es así, compra las cosas sólo porque le gustan: para mirarlas admirarlas; su cara se transforma su cuerpo se hace alto y su cabello más oscuro.  Entonces si anda por el barrio no tiene que llevar bolso, con esos bolsillos basta para llevar lo indispensable…Aunque no le agrade andar liviana, a veces sabe salirse de ella y también le gusta ser otra.


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Hoy me desperté mujer. Me pinto las uñas de celeste 


Tengo vestido nuevo, con etiqueta y todo que conservo para que al mostrártelo creas que es literalmente nuevo y no comprado en la feria americana del barrio. Mi vestido es verde. Ese verde vivo lindo florido


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Verde, naranja, rosa y celeste…colores lavados. La casa era luminosa de por sí, con esas ventanas demasiado grandes (y no es porque las recuerde desde mi visión de niña de ocho años). Patio con huerta y horno de barro, de todo cocinaba en él…, me contaron.

Un infrarrojo en el corazón, pero la cárcel no es tan grave, no: da un poco más de seguridad.


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Si quiere saber mi paradero, me encuentro en Mar de Lágrimas, fumando y charlando mucho con amigas en un balcón. cosas viejas y cosas nuevas. Sin más (detalles…)

A quien corresponda


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Botas de lluvia para vestir mis pies! Pero balerinas print grises para cuando salga el sol.

Los invisibles son para perderse (me digo). Los hallaste un día debajo de tu cama, en el suelo del living y en el baño. Los fuiste amontonando para entregármelos solemnemente, eran como diez. Yo me puse muy contenta  -por los invisibles y por tu gesto-.
(Todo con vos siempre fue muy curioso y solemne)


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Viajó por México, es decir que estuvo en un paisaje surrealista. Equipo de mate en mano y mucho color bordado sobre la piel, piel y piel con piedras. Vírgenes y exvotos, esposas fieles. Quiso quedarse y no se fue más. Allí se encontró.

La moto quedó para la historia -locura cultural-. Ahora va lento o en bici, como cuando se deja ya de esperar)


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El sabor alimonado del cedrón junto con el de la yerba y la miel.

Tenías el pelo más ondulado que de costumbre a causa de la humedad. Yo quería tenerlo así como vos, fui entonces a que me hagan la permanente. Y quedé así: con apenas unas ondas.


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Se balancea multicolor y flequilla bajo el tilo. Cuentan las chicharras,

vuelan los flamencos.


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(Los autitos, como los invisibles, también son para perderse.)